Everything but temptation

septiembre 8, 2010

Las cicatrices del verano

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Se acabó, se acabó el verano, se acabó. A falta de recuerdos más palpables como las fotos de mi cámara que decidió dejar de funcionar el día antes de comienzo de mis vacaciones, tiro de marcas aún más vivas.

Me miro al espejo con ojos más rojos que de costumbre, entonces y ahora al recordar, será que aún cargan sal. La misma que inundaba mi mirada en largas jornadas de playa a la luz día, la misma que me descubrió esa luna mientras gozábamos de placeres prohibidos en la orilla del mar.

Observo mis manos, también rojas y medio peladas. Al parecer la tabla de surf, ésa que no veré en Madrid, quiso dejar también su huella a modo de esforzado aprendiz en aguas saladas. Es más, aún noto las manos ligeramente calientes, será que se cargaron de energía con el roce otros cuerpos.

A falta de distraerme en quitar la poca ropa que a unos y a otros nos sobraba preferí recorrer cuerpos y pieles ajenas con mis manos, sentir el calor de otros e intentar agarrarme a ello como si fuera a durar siempre. Claro que viendo mis manos ahora vacías está claro que todo quedó en una nube de verano… Así que gracias a los que conocí, a los reencuentre alguna vez en la lejanía y a los que no veré más. Lástima, ya sólo quedan mis manos apenas calientes, pasiones en forma de arañazos que pronto cicatrizarán y unos extraños ojos rojos y llorosos, y no porque carguen sal.

noviembre 29, 2009

Relato: Sabadete

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Conozco esa mirada de rechazo de un vecino extraño en un portal extraño. Intento que salga la vena amable de los buenos días pero mis pelos y mis ropas mal puestas (y peor vestidas) retratan el final de la fiesta. Con la luz de la calle las pupilas luchan por sobrevivir, al tiempo que intento hacer dos cosas a la vez para pensar dónde cojones dejé el coche.

Creo andar firme y decidido pero los tumbos y eses por la calle asustan a todo el personal. Incluso un viandante osa apartar de mí al perro. Como si me fuera a comer al perro… En ese instante mis tripas deciden aportar su opinión personal al respecto. No he comido nada en catorce horas. Lo único sustancioso fue un limón de una de mis penúltimas copas en una especie de juego sexual (uno de tantos). Había que tirarse el rollo y pasarle la lengua a todo lo que llegara a mi boca. Aunque ya digo no creo que fuera el episodio más patético de esta tragedia que es cada sábado noche.

Hemos transformado el arte de salir en un desgaste personal que deja imágenes como la que describo. Probablemente necesite hasta el martes para recuperarme de todo esto, aunque mi memoria sólo acierta a recordar partes de un todo que avergonzarían mi árbol genealógico de los últimos dos siglos. No recuerdo tan siquiera si he follado (del todo).

Al fin encuentro el coche y me aposento. Coloco el espejo que no se atreve ni a mirarme. Avergonzado, bajo la mirada y me doy cuenta que tengo la bragueta abierta. Tiro de la cremallera y doy por finiquitado este finde… Mi cabeza ha comenzado ya a despertar, y le da por pensar: ‘qué coño cuento el lunes en la ofi. Si es que no me acuerdo de nada…’

junio 3, 2009

Relato: Esas personas mayores

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Era una persona mayor pero suficientemente válida y lúcida para defender su independencia. Pequeñita y menuda, enviudó a los sesenta y los hijos pensaron que, tal vez, su destino estuviera más cómodo en uno de sitios con gente de su edad. La situación llegó a ser asfixiante y en la familia tomaron su edad como un argumento para golpear contra lo que había sido toda su vida… Una modesta ama de casa que sacó adelante cinco hijos y que se revolvió para defender lo que era suyo su día a día en la casa, sus largos ratos sobre la butaca oyendo la radio y su chocolatito bien caliente los fines de semana.

Pasaron más de veinte años y lo que era un compromiso familiar de verla todos y cada uno de los días por alguno de los hijos, se fue diluyendo hasta pasar semanas sin ver a nadie de la familia. Yo mismo mostraba una absoluta desgana cada vez que me enviaban a realizar algún encargo y, de paso, comprobar cómo andaba. Me sentaba junto a la butaca y respondía a las típicas preguntas sobre los estudios y la novia. Hasta que llegó aquel verano tan caluroso, y empecé a trabajar en la panadería.

perro_toalla

Me comprometí a subir a mi abuela el pan cada día al cerrar la tienda. Al cabo de los días las preguntas, por repetidas, cesaron y nos envolvió un relajante silencio. Al tiempo, la antigua casa parecía exudar un agradable aire frío en medio de la canícula,  serían sus gruesas paredes qué sé yo.

Uno de esos días ella encendió la radio y saltó un programa de esos sobre viejas canciones, para mí desconocidas, de tiempos pretéritos y que se supone fueron mejores. Con los días, yo me sentía cada vez más a gusto en su compañía con las canciones de fondo. A veces, mi abuela me cogía la mano desde su butaca y me apretaba al ritmo de esos sones. En otras ocasiones, sencillamente me sonreía y para ello arrugaba si cabe más su carita para descubrirme una radiante sonrisa. Siempre parecía que quería decirme algo, algo más.

Lo que ocultaba es que sus movimientos eran, cada vez, más lentos y, quizá, más imprecisos pero podía seguir defendiéndose sola. Lo que ocultaba es que, reflejada en el espejo del recibidor, descubría cómo su rostro cambiaba y se animaba todos y cada uno de los mediodías que yo aparecía por su casa con un sonoro ‘hola, abuelita’.

Podría acabar esta historia diciendo que un día no me esperó en el recibidor. Diciendo que sí había música pero ella ya no estaba entre nosotros. Diciendo que su mano fría estaba extendida hacia la silla que yo siempre ocupaba. Diciendo que para mi desgracia ese instante le llegó con esa silla vacía.

abril 20, 2009

El espejo

Filed under: vida — Etiquetas: , , , , , , , , , — mytemptation @ 11:01 pm

 

Regreso de playas paradisíacas descansado. La arena ha relajado los pies a mi paso y algún grano se ha posado ya en Madrid a modo de recuerdo. El salitre pareciera no haber desaparecido aún y resurge de repente en mis labios.

relax

El sol se ha cruzado por todo mi cuerpo durante cuatro días seguidos y estoy más que bronceado. En este mismo instante visto de blanco para reforzar el contraste. Mañana repetiré en el trabajo, vestiré si cabe más de blanco, hasta los gayumbos serán blancos. Si por mí fuera olvidaría el cinto de oficinista esta semana y dejaría caer el pantalón hasta mis caderas para mostrar que algo tan bonito sólo lo puede ofrecer la naturaleza, sol y piel no he necesitado más.

Como todo lo bueno el bronceado será igual de efímero, así me ha dado por pensar mientras el contraste de unos ojos verdes con una tez morena me sonreían en el espejo. Era yo mismo. Sé que no durará mucho así que intentaré que no sólo mi espejo disfrute con ello. Confío en que me dure hasta el fin de semana…

diciembre 9, 2008

Juegos de toallas o lo que es la vida misma

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Me habréis notado algo tenso con la vida, y con lo mío estas últimas entradas. Y para tratar de relajarme pues he recurrido al gimnasio, y creo que ha funcionado. Mi mejor momento es el último de todos, el de la ducha en el que relajo mi mente y siento mi verdadero yo. Últimamente mientras un potente chorro de agua caliente masajea mi espalda retrato a quien querría llevarme a la cama, es una opción otros piensan en fútbol. Pero es que hay más en este teatro que es mi gimnasio, ya en el vestuario he podido observar el juego de toallas que se trae el personal.

toalla

Me explico, yo la llevo pequeña (la toalla) porque tal vez tenga mucho que enseñar o que fuera a rebosar de todos modos…

Bromas aparte, sólo puedo decir que no falla, aquellos ciclados y musculados a la hora de la verdad pues que la tienen pequeña, mucho brazo tipo jamón y poco de lo otro, puro teatro. Los que se nota que van sobrados no tienen problema y andan en bolas durante minutos, los que tapan y tapan ya sabemos. Es un juego fiel reflejo de la vida misma, ocultamos nuestros defectos.

Cuando era pequeño me golpeé con una mesilla de marmol, perdí un diente y lo que lo reemplazó sirvió a muchos de apodo y mofa en clase durante largos años. Trataba de ocultar mi sonrisa y mi(s) dientes. Llegado un momento todo cambió decidí sonreír a un espejo, a mí mismo, y pronto lo trasladé a la calle y a mi entorno.

Cuando salgo de la ducha puede que ande algo morcillón (sólo un poco) pero ése también soy yo, el de justo después de la ducha. Y es lo que hay. Hace ya mucho que aprendí a sonreír a la vida, de frente.

octubre 30, 2008

Relato (continuación): Porros

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Aunque ha habido alguien que me ha inspirado (Gracias!), desgraciadamente esta vez no puedo decir basado en hechos reales. Confío que os guste…

Había anochecido, el cambio de hora nos engañaba ya a media tarde. Recién salido de la ducha me dirigí al dormitorio, desnudo me observé, y perfilé una sonrisa. Me gustaba lo que veía, sabía que me quedaba algo por hacer pero me autoconvencí de que no sería necesario… Ni paja, ni ducha fría. Antes de lanzarme a la calle me volví a remirar en el espejo, mi sonrisa se había ensanchado, me atrevería a decir que mis dientes asomaban por detrás expectantes…

Habíamos quedado en un parque pero lo que mi presa desconocía era que estaba casi donde mi cama le esperaba ya. El saludo a la boca de metro fue frío, pero sólo hizo falta un instante para que todo cambiara. Retiró sin yo quererlo una gota de sudor de mi frente y sentí su calor humano. Nuestros ojos se cruzaron al tiempo que restregó sus dedos para deshacerse de mi carga. Y en ese momento mis poros se cerraron, contuvieron su torrente las hormonas y todo ascendió muy rápidamente a mi cabeza.

Recuperé mi raciocinio, lo sensato. Me recordé paseando con mi primera novia, la primera vez que juntamos nuestras manos, con curiosidad pero también con miedo. El temblor inicial para enlazar nuestros deditos, y recuerdo que apreté y apreté que sólo quería recordar ese instante de calor y sentimiento.

Pasé de sentir delirio a algo tan sencillo como el deseo de no apartarnos, de rozarnos toda la noche sin más que juntar nuestras manos. Y creo que mi acompañante también sintió ese calor, primero fue el roce al pasarme el mechero, o tal vez fuera la llama que le siguió. Y en el rincón más oscuro del parque, iluminados por un pequeño porro encendido comenzamos a hablar de la vida, de uno, de otro, de nosotros…. Los porros también ayudaron, nos liberamos, nos liberaron…. A lo más que osé esa noche fue a prolongar el roce de nuestros dedos al pasarnos el porro entre calada y calada, el mismo roce que cuando era crío. Bastó y fue suficiente, a la tarde le siguió la noche y a ésta la madrugada. Y helados de frío decidimos recogernos cada uno siguió su camino.

La despedida de lo más sencilla mi mano tomó la suya, a su apretón le siguió el mío. Por supuesto, los besos llegaron pero mucho más tarde y hubieron de aguardar el tiempo justo hasta que fueron sentidos. Sólo el amor sabe por qué los hizo esperar aún semanas, semanas de sentimiento, de manos, de calor sentido.

Lo más sorprendente, los espejos. Cómo cambiaron de actitud. Antes los miraba y devolvían eso mismo frío, ahora era verlos los dos juntos y devolvían sólo candor, su amor y el mío.

octubre 29, 2008

Relato: Poros

 

El perfil apuntaba y mis clicks disparaban… era un sitio más de contactos. No sería la primera vez ni tampoco la última. Estudiante, 21 años, sonreía en la foto mientras el humo de su cigarro dejaba entrever sus ojos claros… El mensaje manido: hola me gustaría conocerte te paso mi messenger@hotmail.com. Ahora esperar, puede que incluso respondiera el mismo día tal como había sucedido en tantas otras ocasiones…

La escena se repitió y nos conectamos, era por la tarde y me encontraba sentado cómodamente sobre mi cama, aunque podía percibir cómo los tres grandes espejos del armario me miraban con un aire sombrío… Y con razón, hacía semanas que no mostraban la pasión y el deseo de dos personas que acaban de conocerse y disfrutan del momento. Gozando de sus cuerpos desnudos, recociéndose en los espejos, fantaseando con lo posible y lo mediato.

Reconozco que en esas ocasiones la temperatura del lugar ascendía, mis poros se abrían y dejaban escapar todas esas hormonas acumuladas a lo largo de semanas de abstinencia. Los espejos eran mi segunda piel y rápidamente advertían la situación. Los tenía enseñados, pues comenzaban a reconocer ese calor del momento y a mostrarse diferentes, sólo entonces era cuando los chorretones de vapor condensado empezaban a correr con fuerza hacia abajo. En ocasiones, el placer era tal que dudaba si perdía, por un instante, la visión o eran ellos los que me ayudaban a dibujar mi reflejo en éxtasis, rodeado de pasiones correspondidas, calores mutuos y sudores intercambiados.

Distraído en mis más íntimos pensamientos daba ya respuesta a mi nueva presa sobre el teclado. Aunque me consideraba del montón ganaba en las distancias cortas…incluso las virtuales. Lanzaba mis anzuelos y si picaban les atrapaba sin dejarlos escapar con dobles sentidos, dando vueltas al mismo tema hasta que lograba lo sexual, el deseo… Y de lo virtual a lo carnal un paso mi número de móvil, un lugar, una hora.

Había que apurar la situación, ya habíamos tratado lo sexual en un par de frasecitas pero era el momento de dejar huella y tomar un tema del que ya no le dejaría escapar. Volví a mirar su foto y lo tuve claro:

‘fumas mucho?…’

Del messenger saltó un ‘sí’ rápido pero la maquinita indicaba que iba a decir algo más, llevó unos instantes y de repente ‘fumas porros?’. Era mi oportunidad, mis dedos sin dudarlo saltaron rápidamente ‘quieres quedar?…’. De nuevo la espera ‘para fumar porros?’, ‘sí, claro…’ para eso, para lo otro y lo de más allá, todo ello se amontonó en mi cabeza…

Esta vez mis poros se adelantaron a su respuesta y dejaron escapar una gotita sobre mi frente, la dejé deslizarse pues en ese instante obtuve lo que buscaba ‘vale, pero con una condición’, sólo acerté a decir ‘dime…’, ‘que te hayas hecho una paja antes’. ‘Hecho…’. Lo di por hecho, todo: la paja, el conocernos, los espejos, mis hormonas liberadas, mi pasión y el sexo…

Chic@s siento dejaros con la boca abierta, como en la foto, pero mañana continuará.

octubre 27, 2008

Momentos íntimos

Filed under: sentimientos, vida — Etiquetas: , , , , , , , , , , , , — mytemptation @ 9:55 pm

Uno de vuestros comentarios me ha hecho pensar, ayer mismo también lo hablaba con una amiga. Hay ciertos actos que se descubren como íntimos cuando estás con otra persona, son acciones sencillas pero llenas de significado…

Me explico, el cómo ayudar a descalzar a una persona (en mi caso unas botas de larga caña) en un dormitorio extraño puede dar mucho significado al grado relación que puede llegar a haber entre dos personas, o lo que pueda o no pueda suceder a renglón seguido…

Pensaba algún que otro ejemplo, retirar una pestaña a alguien sobre su rostro significa cruzar una barrera invisible, en un acto piel sobre piel. ¿No os ha sucedido en alguien coladito por vosotr@s descubrir su mirada retirando ese pequeño elemento? Esos ojos, esa mirada expresan ya mucho más que toda una colección de palabras… Muchos quisiéramos esa mirada cada mañana.

Incluso en el sexo, en algo tan desaforado y rápido lo del condón se resuelve de una manera exprés pero, en mi caso, mi sensación de comodidad, cariño y atracción se modifica (y mucho) cuando son las detallistas manos de otros las que cuidan en ajustar el elemento.

Esta mañana he amanecido con una pestaña en mi cara, y he buscado una mano sensible que la retirara, sólo la he encontrado a través del espejo. Era mi reflejo en un acto rutinario. Y me atrevo a decir que no es lo mismo…

octubre 8, 2008

Relato: Arrugas y sexo

Filed under: Relatos — Etiquetas: , , , , , , , , , , , , , , — mytemptation @ 10:04 pm

 

Ayer soñé…

Allí estaba yo reflejado en el espejo a mis treinta años muy bien llevados. La modestia no era una de mis virtudes, tampoco era un secreto. Pero si hablamos de secretos había algo que ocultar mi prolongada vida, más allá del paso de las estaciones y hojas de calendario, sólo una cosa me devolvía la vida y ésa era el sexo.

Pero volvamos a esa imagen en el espejo, hoy había algo extraño. Una mancha, un no-sé-qué en el entorno de la comisura de los labios, e inmediatamente le puse nombre una arruga!!!

No podía ser, la reacción inmediata fue culpar al espejo, pasé y froté con ese sonido característico donde creí que estaba la sombra, a modo de fase preliminar, la de negar la evidencia. Mas no funcionó, era yo, el yo real que ahora comenzaba a incomodarse con la tozuda realidad esa que para mi problemilla el tiempo no puede sanar.

Pronto comencé a reaccionar, había que negar la evidencia, a mi pareja tras casi tres años que me había dado vida e insuflado savia cada noche desde que nos conociéramos. Y así traté de engañarme en ese mismo instante, acabé la cerveza de un trago.

El baño del pub me sirvió de puerta de entrada a mi nueva realidad, eché una ojeada y elegí a mi presa, y la atrapé entre mis garras hasta que logré lo que buscaba, una noche más de sexo. A la mañana siguiente corrí hasta mi confesionario particular y allí me encontré de nuevo radiante, sin mancha, sin arruga, algo había cambiado, era yo y no sólo mi reflejo.

Me obsesioné quería más de lo mismo pero esa noche no lo logré encontrar, y a esas noches le siguieron otras, abandoné a los míos, perdí también lo que amaba. Cada mañana veía crecer las arrugas, al principio cubrían los labios, pero pronto aparecieron  muchas más. Necesitaba eso, y si no había más remedio pagaría por ello.

Vendí mis pertenencias, di todo lo que era mío, todo lo que tenía a cambio por una noche de sexo. Y ese fue el fin, mi onerosa recuperación tan efímera como lo que tardó en llegar el día siguiente y de ahí degeneré precipitadamente en algo viejo, arrugado, y al final sin tan siquiera dientes. Mi sueño se convirtió en pesadilla…

 

Al fin desperté, de forma instintiva comprobé con mi lengua que aún tenía todos mis dientes. Y sonreí, allí mismo en la cama, junto a quien amaba como había sucedido cada año desde hacía… desde aquella fiesta de cumpleaños en que nos conocimos. Una voz emergió con candor de entre las sábanas ‘Feliz cumpleaños, Toni’, a lo que respondí ‘Feliz aniversario, Ra’.

 

PS. Es que mi cumple es en una semana y estoy un poco obsesionado.

septiembre 9, 2008

Peinar canas

Filed under: vida — Etiquetas: , , , , , , , , , , — mytemptation @ 10:12 pm

Vale, que tenga unas prominentes entradas, vale que al verme el espejo cada día uno no quiera fijarse ahí arriba, vale que tenga que soportar chistes del tipo hasta dónde se lavan la cara los calvos, pero lo de la cana en la ceja de esta misma mañana no tiene nombre!!!

Todos hemos tenido esa canita en el cabello que alguien procuraba dar el típico tironcillo para deshacerse de ella (a algunos incluso les gustaba). El placer de tirar cesó con eso de los mitos urbanos, lo de que si te quitan una cana salen otras tres, o seis, o qué sé yo cuántas.

Aunque yo me quedo con eso de echar una canita al aire pero si para tener sexo tengo que empezar a peinar mis propias canas y verlas aparecer justamente sobre mis ojos pues que paren el mundo que yo me bajo.

A ver es que he estado buscando en Google sin éxito algún dicho popular para que mida mi fortuna con esto de la cejita blanca, a lo mejor me esperan siete años de… o me crecerá unos cuantos centímetros (más).

Una solución… quiero. Sólo veo aquí dos posibles finales ‘tironcito’ a ver si me acaba dando gustirrinín o dejarla ahí como primer paso para ser el sucesor de George Clooney…

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