Everything but temptation

diciembre 8, 2009

Apuesta segura o cómo me iré a Brasil

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Dicen que los románticos, esos locos del siglo XIX y algún que otro del XXI, entregaban mechones de pelo (e incluso brazaletes) a modo de compromiso con su otra media naranja romántica.

Yo visto que se acerca el cambio de año he decido pelarme de cabo a rabo (es una manera de hablar) y siguiendo los dictados del romanticismo guardaré un mechoncín por si cae el romántico de turno, y con la tontería cae algo más, algo así como un polvo (o dos) romántico.

Con mi último corte de pelo daría para hacer todo brazaletes con sus colgantes a juego para luego distribuirlos en el Rastro, pero visto que la crisis llega a todos los sitios, incluido los recovecos de mi corazón, bastará con salvar un mechoncillo.

Lo he guardado en la cartera junto a mi décimo de la lotería de Navidad. Sé que es un juego peligroso pero lo considero una apuesta segura: desafortunado en el juego agraciado en amores (¿o era al revés?). Como me caiga el premio gordo, a Brasil que me voy… y si no que Brasil venga a mí, ains.

Los pocos pelos que me he dejado los tengo de punta, nervioso de lo que me pueda caer. Lo que me cae, de momento, es un poco de baba a cuenta de los sueños que estoy teniendo. Y mientras, hago tiempo leyendo una revistilla con mi amigo el de la portada que me está enseñando los secretos de la lengua portuguesa…

octubre 25, 2009

La ceremonia de tomarme el pelo

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Hace una semana, tal que el 18 de octubre, celebré mi cumple. Sabemos también que en otro tiempo y para esa misma fecha se celebraba la fiesta romana de las Iuvenalia, en honor a la diosa de la juventud, instituida por Nerón.

A modo de curiosidad, conmemora su depositio barbae, es decir, la primera vez que se afeitó la barba. Una especie de fiesta de su mayoría de edad en la que un barbero, tonsor, cortaba con unas tijeras la primera barba que posteriormente se ofrecía a los dioses guardada en un cofrecillo. Podéis imaginar que la urna de Nerón contenía cuatro pelillos y no más…

Una semana después de entrar de lleno en la treintena me he encontrado con una novedad. Una cana que la mires por donde la mires siempre se deja ver y notar. La puñetera se dispara desde primera hora de la mañana e infructuosamente trato de dominarla pero aparece toda tiesa para que todos la puedan ver y disfrutar. Cansado de su impertinencia he decidido hacer mi propia ceremonia de llegada a la madurez, y cortar la cana (a ésta la han seguido dos o tres medio escondidas…). Como manda el rito las he guardado en una caja y las he ofrecido a la señora basura.

tigre blanco

Nerón guardó su primera barba en un píxide de oro que depositó en Júpiter Capitolino (el mayor templo de Roma). Los más pobres se contentaban con dejarlo en algún cofre de vidrio o de otro material menos precioso. Con motivo de tal evento tanto ricos como pobres festejaban esta fecha solemne según sus medios con una gran fiesta a la que se invitaba a todos los amigos. Así que estoy pensando en que la ‘gran’ fiesta sea el próximo finde, eso sí dentro de mis limitados medios. Estáis tod@s invitados…

septiembre 27, 2009

Relato: Del corte de mangas al corte de pelo

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El despertador le descubrió con pocas ganas de ir a currar e incluso peor cara. El sábado no era el mejor día para estar trabajando en una peluquería, y nada podría salvarla de acabar con pies molidos y manos doloridas.

Hasta que se obró el milagro, una fuerte tromba de agua se inició de camino al centro que leacabó por despertar e hizo también que asomara una sonrisilla a nuestra protagonista. Llegó empapada pero sabedora de que su estrella había cambiado por la suerte meteorológica. Como no podía ser de otra manera el teléfono comenzó a sonar para anular citas varias de pelu, pedi y bisílabos varios. Todas mujeres, a pesar de anunciarse como peluquería mixta pocos hombres osaban cruzar la puerta. Tal vez el cartel con fondo rosa ahuyentara a las fieras con melena, vamos, a ellos.

toro

El despertador le acabó por abrir los ojos a la realidad sería el último día que compartiera cama con ella. En vez de expresarlo con palabras se limitó, a la puerta de casa, a hacer un expresivo corte de mangas. La tarea se completó con un sms en el que simplemente decía ‘ya volveré a recoger mis cosas’.

Había llegado el día D, y estaba resuelto a un cambio radical. Mientras iniciaba el paso hacia el centro unos truenos anunciaron la que se avecinaba. Estaba claro hoy era día de tormenta para todos.

Sin rumbo claro se resolvió aventurarse en lo que había deseado durante toda su puta vida. Hacer cosas estúpidas sin que una voz cansina le recriminara eso mismo, lo estúpido de la situación. Así, empapado y con ganas de aventura se encontró en medio de la calzada. A un lado un garito de mala muerte que auguraba mañana de resaca, un clásico. Justo enfrente una peluquería con un cartel rosa. La decisión estaba clara, iría a desmelenarse. Primero un par de copas para empezar bien la mañana.

La única persona visible era una chiquita mona que se mordía las uñas. Ante mi presencia apartó las manos de su boca y mostró una bonita sonrisa, casi-casi de felicidad.

Descansando sus posaderas sobre la butaca mataba el tiempo mordiéndose las uñas. Habían transcurrido un par de horas y ni un cliente había asomado por la puerta. Esto debía de ser muy próximo a lo que llamaban felicidad… Alertada por el chillido de la puerta giró la vista y descubrió a un buen mozo que daba la sensación de haber dejado un gran peso atrás. Mientras se ponían manos a la obra él pensaba: estará casada pero no le gusta trabajar con alianzas ni anillos. Ella sencillamente, será maricón. Quién si no pediría un corte tan próximo al cero.

Si bien el lenguaje corporal, ése que no necesita de palabras, comenzó a fluir. Sería el involuntario roce de sus cuerpos en todo el proceso. O los efluvios de perfumes (y algún que otro alcohol) mezclados con olor a lluvia. O las pasiones soterradas tan próximos a un sábado noche.

Ella sugirió rematarlo con un masaje capilar, él se dejó arrastrar por sus manos. Ella pensaba en un número de teléfono, él en una (y muchas) noches para el recuerdo…

Tal vez porque el masaje se había extendido ahora al cuello, tal vez porque el tiempo pareciera no correr para él, tal vez porque ella anhelara rematarlo ahí mismo con un beso. El agua fría puso fin a todas esos momentos. Ella alzó la voz, son quince cincuenta. Él replicó, necesitaré un champú para el pelo.

La noche del sábado la pasó mordiéndose las uñas pensando en su cuello. Él, tirándose de los pelos. Quería para sí a aquella peluquera pero la resaca y desmemoria se interpondría entre ellos. La noche le despertó agarrado a un bote de champú e involuntariamente con las manos en el pelo. Nervioso por hacerlo crecer a golpe de tirones, impaciente por poder repetir todo aquello.

abril 15, 2009

Ojos que no ven

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Ayer soñé que no tenía ojos, que por alguna extraña razón no podía ver la camisa arrugada que llevaba una tarde cualquiera y ante la que todos parecían etiquetarme y arquear sus cejas (la arruga no es bella).

Soñé que la gente no miraba de reojo por mi última ocurrencia con mi pelo (no dedicarle un par de minutos cada mañana), que no existían los escaparates y que mi yo no se distraía deseando lo que no puedo tener llenando los ojos de moda, llenos salvo por ese pequeño detalle que no queremos ver, ése que se sitúa en la etiqueta y que al que le sigue el €.

ojos

 

Soñé que un sábado por la noche (y no por la oscuridad) me regiría por la suavidad de una piel o la sensación tras un abrazo antes que tras una cara bonita o unos vaqueros muy bien ajustados por detrás.

Soñé que si me cruzara con ese alguien al que no quería recordar (cosas del amor y desamor) no tendría que arquear mis cejas, dirigirir la mirada al infinto y pensar en eso tan manido de ‘ojos que no ven corazón que no siente…’

abril 12, 2009

El cambio

Filed under: vida — Etiquetas: , , , , , , , , , — mytemptation @ 10:46 pm

 

Si hay algo que tienen los parones como los de Semana Santa es que te dan tiempo para pensar, y lo segundo peor que puede pasar tras ese proceso (el pensar) es actuar.

Aquí me veis en casa sólo y manos a la obra (ver entrada anterior) donde he decidido cambiar unas cuantas cosas. Periódicamente lo hacía conmigo mismo, el pelo era el que tenía todas las de perder, y al lunes siguiente de vacaciones o de un finde raro aparecía con el pelo rapadito, o casi-casi. Y es que tenía esa necesidad de que me miraran, de que me prestaran atención más allá de la rutina, a un precio caro el lucir cogote por largo tiempo…

cuchillo

Cuando estos momentos de cuestionamiento personal se aceleraban también lo pagaba mi forma de vestir ya de por sí de capa caída. Me daba por coger colores brillantes y lucirlos en plena lluvia para, de nuevo, mostrar que estaba aún más vivo cuando lo inteligente era llevar paraguas y punto….

Visto las escasas soluciones aportadas en lo personal (ni me miran al pelo, ni a la cara, ni al resto del cuerpo), esta vez lo pagará mi casa y más concretamente mi cama. He cambiado colchones y emplazamientos. Sólo decir que me veo multiplicado porque ahora me rodea un buen puñado de espejos.

Lo dejo ahí pues no sé si es que me gusta lo que veo o que quiero acercar a otros para que vean lo que yo veo, de cualquier forma estáis invitad@s…

septiembre 18, 2008

El crecepelo y Frida Khalo

Filed under: vida — Etiquetas: , , , , , , , , , , , , — mytemptation @ 10:15 pm

 Es cierto, soy una de esas personas que ha empezado un tratamiento contra la clavicie, crecepelo que decían antes. Consiste en echarse un liquidito por el cuero cabelludo y hacer un micromasaje, que dicen ahora. En cuatro meses tendré las respuestas que irán de una pelusilla a una tomadura de pelo, nunca mejor dicho.

Estoy ilusionado, el primer día me pegué tal (micro)masaje que casi tengo un orgasmo al tercero esto se ha convertido en una rutina más. Me han asegurado amigos, pues esto siempre comienza con charlitas sin pasar por la consulta del médico, que funciona y que lo mejor es hacerse una foto del antes para que (repito) cuatro meses más tarde llegue el después. Vamos, como en los anuncios quemagrasas o realzacaderas de la tele, que se le ve al tip@ tristón y en blanco y negro para en pocas semanas pasar a ser el amo del mundo.

En una reciente obra de teatro la protagonista resumía: soy fea, lo sé y a las feas no nos lo dicen así pero te consuelan con un pero tiene un pelo bonito... Es cierto hay multitud de frases inspiradas en el tema, recuerdo haber leído que Frida (Khalo) no se depilaba para imitar a las damas de la sociedad azteca, que presumían de bigote. Yo tengo poco de que presumir pero mi cabello ya no cubre mis entradas, desconozco si me dejo arrastrar por una sociedad que no lleva bien eso de que le tomen el pelo (literalmente) pero como aquella actriz, y por ser uno feucho de por sí, confío en que alguien se acuerde de mí para decir …pero tiene un pelo bonito.

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