Everything but temptation

septiembre 17, 2017

Relato: AQUEL JARRÓN OLVIDADO

Filed under: Relatos, sentimientos, vida, whatsapp — mytemptation @ 8:28 pm

Es más de medianoche, un domingo de otoño y el whatsapp anuncia tu «ola…».
Hoy querría que fuera diferente un «Cómo estás hoy…» porque me atrevería, hoy sí, a responder con franqueza…

roto
Me siento como uno de esos regalos antiguos que hicieron toda la ilusión porque eran esperados, aún más, deseados pero pasado el tiempo sencillamente estaban ahí, seguían sin más.
Comenzaba a acumular polvo, incluso había que desplazarlo/me, alejarme del centro de nuestras vidas mutuas, de nuestro centro vital. (Un día había sido un golpecito y me alejaba solo un poco.)
Había perdido luz y brillo por el uso y el desgaste natural de las cosas. (Otro día un manotazo y me desenfocaba.)
Estaba desportillado, pequeños trocitos de mí habían caído al suelo. (Pisoteado primero y luego barrido por el tiempo, mezclado y olvidado entre muchos otros.)
Las señales eran evidentes pero solo para el que quisiera mirar, ver más allá. Yo mismo miope, me autoengañaba. Ya no éramos los mismos.
Buscaba respuestas y bastaba con una sola palabra, era el jarrón. Aquel que entró en nuestras vidas hasta con flores, que embriagó todos nuestros sentidos y evocó intensos momentos. Pero el tiempo que lo arrasa todo olvidó que sin savia la flor se apaga, lo verde se marchita y lo que queda se aleja y desenfoca primero, y por último se pisotea y olvida. Era… aquel jarrón olvidado.

octubre 23, 2011

Calzoncillos

Filed under: Sin categoría — Etiquetas: , , , , , , , , , , — mytemptation @ 12:17 pm

Creo firmemente que mi última frontera en la adolescencia por superar fue la de poder decidir qué ropa vestía uno mismo, no fue hasta los veinti… (antes la adolescencia se alargaba mucho). Ahora ticket regalo y descambiar son palabras que hasta los más niños saben conjugar.
Recuerdo que en casa me sobretallaban en un par de tallas, todo lo que vestía tenía un cierto aire de saco y no fue hasta mucho más tarde cuando descubrí que mi verdadero tallaje no tenía nada de XL.
Antes la ley no escrita es que las madres nos eligieran al comprar la ropa, si éramos varios hermanos el modelo de los domingos era la misma composición en dos tamaños el mío y el mini (por mi hermano menor), dos gotas de agua que poco entendían de moda y que lo que buscaban nada más salir a la calle era ensuciarse mientras jugábamos. Si la economía familiar no era pudiente los niños pronto aprendían la más terrible de las palabras, una que era de mayores: heredar.
Parece que la última barrera que hemos cruzado sobre la generación anterior es la de la compra de nuestros propios gayumbos, antes “los hombres vestían Abanderado porque las mujeres compraban Abanderado”, y la publicidad nos convencía de ello.

Hemos pasado de la moda íntima para hombre Abanderado a la moda pública del calzón al aire donde formas y colores se airean sin ningún pudor. Claro que la moda siempre consistió (y consistirá) en romper moldes sobre el pasado. Sucede que los límites están cada vez más a flor de piel, vamos que cada vez la cosa consiste en insinuar, qué digo en ver quién enseña un poquito más.

Nuestra silenciosa revolución ha sido para los hombres la compra de su propios calzoncillos y como suele suceder la hemos llevado al extremo, los compramos y lo reivindicamos en público a todas horas. Será que nos hacemos modernos (aún más).

diciembre 13, 2010

noviembre 20, 2010

Tócate los pies…

Filed under: Sin categoría — Etiquetas: , , , , , , , — mytemptation @ 7:51 pm

Llegadas estas fechas todos buscamos ya con qué calentar los pies fríos. Soluciones muchas, realidades pocas. Uno que ha estado recalentado su cuerpo con esto del verano olvida siempre que luego vendrán los fríos, sí algo de cigarra y hormiga hay. Pasan los días y aquello que parecía tan fácil, eso de juntar dos cuerpos se complica. La gente comienza a abrigarse y a encerrarse en casa en vez de echarse a la calle. Los planes y quedadas cambian de la terrazas y la caña fresquita a la peli y palomitas bajo la mantita en casa. Y cual cigarra me he descuidado en guardar para el duro invierno.

Sucede que me he girado a buscar con qué me podría yo dar calor a estos inicios de otoño y me he dado cuenta que he no aprovisionado nada, ni unas pobres palomitas de microondas. Así que ahora ando a toda prisa intentando resolver lo más mediato, los pies fríos. Me ha tocado tirar de armario con la típica manta, pero no es lo mismo. He intentado hallar solución en el mismísimo catálogo de Ikea, y ná que no hay manera, que lo único que pone solución a esto es que alguien me frote las patitas ¿te apuntas?, (yo pongo la mantita…).

septiembre 8, 2010

Las cicatrices del verano

Filed under: sentimientos, vida — Etiquetas: , , , , , , , , , , — mytemptation @ 8:18 pm

Se acabó, se acabó el verano, se acabó. A falta de recuerdos más palpables como las fotos de mi cámara que decidió dejar de funcionar el día antes de comienzo de mis vacaciones, tiro de marcas aún más vivas.

Me miro al espejo con ojos más rojos que de costumbre, entonces y ahora al recordar, será que aún cargan sal. La misma que inundaba mi mirada en largas jornadas de playa a la luz día, la misma que me descubrió esa luna mientras gozábamos de placeres prohibidos en la orilla del mar.

Observo mis manos, también rojas y medio peladas. Al parecer la tabla de surf, ésa que no veré en Madrid, quiso dejar también su huella a modo de esforzado aprendiz en aguas saladas. Es más, aún noto las manos ligeramente calientes, será que se cargaron de energía con el roce otros cuerpos.

A falta de distraerme en quitar la poca ropa que a unos y a otros nos sobraba preferí recorrer cuerpos y pieles ajenas con mis manos, sentir el calor de otros e intentar agarrarme a ello como si fuera a durar siempre. Claro que viendo mis manos ahora vacías está claro que todo quedó en una nube de verano… Así que gracias a los que conocí, a los reencuentre alguna vez en la lejanía y a los que no veré más. Lástima, ya sólo quedan mis manos apenas calientes, pasiones en forma de arañazos que pronto cicatrizarán y unos extraños ojos rojos y llorosos, y no porque carguen sal.

septiembre 4, 2010

Primeras impresiones

Filed under: vida — Etiquetas: , , , , , , , , — mytemptation @ 5:00 pm

A veces la vida nos sorprende con una cita a ciegas, con el típico amigo de un amigo que nos presentan en el momento más inesperado, con una copa de más y alguien que tropieza en nuestro camino (¿o seré yo quien tropiezo?)… para todos estos caso las primeras impresiones pesan, y cómo.

Impresiones son esas cuatro palabras que intercambiamos pero también esa frase que nos callamos. Es esa sonrisa forzada por impresionar que lo único que nos deja es cara de tontos. Es ese día en que no nos preocupamos por afeitarnos cuando lo que sólo queremos es que quien ahora nos mira estuviera rozando (y retozando) con nuestra mejilla…

Nadie conoce la mezcla exacta para que esa primera impresión se convierta en un reflejo de lo que somos, y que ese espejo resulte en algo atractivo para otros. Que podamos llegar a conectar y, quién sabe, que resulte en algo más.

Y resulta que es sábado, y que me estoy afeitando, y que saldré buscando sonreír a la vida.

Será que esta vez busco no meter la pata con esas primeras impresiones y palabras.

Será que las respuestas siempre quedan sin voz en mi mirada.

Será que quiero que alguien me roce con su mano.

Será que quiero más, que retocen y que para ello estoy dispuesto incluso a poner las dos mejillas si hace falta.

julio 18, 2010

La prueba del algodón: the marshmallow test

Filed under: vida — Etiquetas: , , , , , , — mytemptation @ 1:04 pm

Todos hemos practicado la típica quedada en la que se invita a alguien a ver una peli a solas cuando el propósito es otro bien distinto: atraer a alguien a tu terreno cuanto más próximo a tu cama o sofá mejor.

De no aguantar a que llegue tan siquiera el título de la peli dejaría a las claras lo que buscábamos, acción, y no precisamente en la pantalla. Vamos que somos de los que nos dejamos llevar por el típico calentón.

Aunque existe otra alternativa. La de la compañía de alguien más que agradable, su cercanía, el leve contacto con su piel acurrucados en un sofá, en una palabra el calor del otro durante una hora y pico. Es seguro que al final de la peli un simple beso sepa distinto, que nos sepa a mucho…

En los años sesenta un grupo de científicos hizo un experimento con niños de cuatro años. Se les presentaba una apetitosa golosina frente a sus narices junto al siguiente reto. ‘Te dejo a solas, si a mi vuelta (20 minutos) la golosina sigue ahí te premiaré con otra’. Lo que sucede durante esos veinte minutos lo podéis apreciar en el vídeo, sufrimiento.

Los científicos fueron más allá, y siguieron las vidas de los niños hasta la adolescencia para argumentar que aquéllos que supieron esperar demostraban mejor inteligencia emocional, mejores habilidades sociales, mayor tolerancia a la frustración… Vamos que el saber esperar tiene sus frutos y puede que diga mucho de nosotros mismos.

Parece que estamos olvidando eso de ‘saber esperar’ que vamos a lo mediato, a lo impulsivo. Que olvidamos que se puede disfrutar con lo sencillo. Yo mismo me puse a prueba el finde pasado. Esperé (y desperé) pero sin duda el beso con el que cerramos la peli fue de película, y también lo que hubo después…

julio 11, 2010

Relato: Bienvenidos al mundo real…

Filed under: Relatos — Etiquetas: , , , , , — mytemptation @ 11:21 am

Comenzó siendo ese simple becario. Aquella mañana aún no había decido qué vestir. Es cierto que había comprado días antes su primer traje en un Zara, pero la alternativa de las dos corbatas que colgaban del armario se convirtió en su primera decisión en el mundo de los negocios. Claro que con los nervios olvidó que no sabía hacer un nudo de corbata, y google no es tal ayuda para ciertas cosas manuales.

Desde la boca del metro pudo observar el imponente edificio de exactamente cien pisos que sería su hogar en días laborables. Pronto descubrió que bajo esa mole había aún más en forma de sótanos y ése, de momento, sería su destino.

Entró al departamento asignado, minutos antes del inicio de la jornada. Sonrojado no está claro si por los nervios del momento o porque se excedió apretando el nudo de la dichosa corbata. Todo fueron sonrisas de bienvenida y buenos días hasta que a las nueve en punto los empleados se pusieron a teclear frente a sus ordenadores y la sala se inundó de un palpitante silencio.

Como ya estaba asentado en su cubículo bastó con mimetizar lo que los demás hacían. Se acercó el teclado, agarró el ratón con mano sudorosa y comenzó a conjugar el verbo de los negocios: ‘gestionar’.

Gestionó el mail, gestionó unos presupuestos, gestionó la agenda, gestionó unas presentaciones y gestionó unas copias impresas. Su buzón lleno de tareas comenzó a vaciarse pasado el almuerzo pero justo antes de llegar la hora de salida el buzón regresó al que parecía su estado original, el estar repleto de lucecitas parpadeantes urgiendo ‘gestiones’. Al concluir su primera semana pudo comprobar que le quedaban menos ‘tasks’ que el primer día. Sí, había aprendido ya que mezclar un poco de ‘english’ en sus gestiones lucía el resultado final de sus tareas…

A los quince días le notificaron que le transferían a otro departamento, con sorpresa pudo comprobar que salía de los sótanos para ascender al segundo piso. Un pequeño gran paso. Las gestiones eran menos numerosas pero más complicadas, requerían de más tiempo y ‘empowerment’. Lo que era un puesto de becario cambió al recibir su segunda ‘promotion’ pisos más arriba junto a un abultado sobre con sus nuevas ‘business cards’. Su nombre y apellidos figuraban en suaves formas junto con el logo que coronaba en la cima del edificio.

Se convirtió en una droga, antes de las vacaciones viajaba ya en un ascensor VIP a su despacho en la planta cincuenta. Trabajaba día y noche, festivos incluidos con el afán de subir más y más. A última hora renunció a las ‘holidays’ por su traslado al piso setenta y dos. En Navidades disfrutaba ya de vistas desde la planta noventa y ocho. Nervioso por ascender no abandonó la oficina en semanas, hasta que un nuevo sobre aún más abultado le comunicaba que procediera a subir al piso cien, !!!al fin!!!.

Comprobó que el ascensor sólo llegaba hasta la planta noventa y nueve, y que unas escalerillas se abrían al fondo del pasillo. Tras subirlas, exhausto de tantos meses de esfuerzo, se situó frente a una puerta de lo más triste y gris con un cartel en el que se leía ‘Bienvenido al mundo real’. Tomó el picaporte con fuerza y abrió. Aquello era una azotea en una tarde que oscurecía.

Al principio no comprendió nada pero al asomarse algo parecía emerger desde la terraza, era un edificio de oficinas, otro. Si cabe más grande y lo más importante, más alto. Quedaba oculto desde la calle pero ahora era perfectamente visible a sus ojos. Algo le urgió a contar con ansia el número de alturas que sobrepasaban a su antiguo edificio. Atisbaba un logo corporativo más grande arriba del todo pero su vista no alcanzaba a completar la visión del edificio con lo que se alejó para terminar de contar las plantas de esa mole. Casi, casi lo abarcaba. Bastaría con dar unos pasos más atrás. Al fin un poco más de perspectiva y lo tendría, un paso más atrás…

De repente no encontró suelo sobre el que sostenerse. En el afán por contar el número de pisos descuidó lo más importante su propia vida que le vio caer cien pisos abajo. Al día siguiente en el periódico local junto a una pequeña esquela se ofertaba un puesto de becario en una multinacional de altura…

abril 29, 2010

Me pica, doctor…

Filed under: vida — Etiquetas: , , , , , , , , , — mytemptation @ 9:50 pm

En la consulta del médico un amigo mío recibe tres posibles causas para la extraña irritación que sufre en la piel. El doctor tras relatar las dos primeras deja caer que la tercera sería por haber mantenido relaciones sexuales. Mi amigo entre risas dice ‘doctor, podemos descartar la tercera…’. Pasa que mi colega no mojaba en meses así que el no follar le sirvió para dar con un rápido diagnóstico. Quién iba a pensar que algo así fuera bueno para la salud…

Otro amigo no paraba de rascarse y sucedió que la picazón era realmente sarna y se lo había pasado un follamigo. Nada grave, hasta creo que el rascar le daba cierto gustirrinín.

Cuento todo esto porque lo que de verdad a mí me sucede es que ando a dos velas y no paro de rascarme al mismo tiempo. Y ateniéndome a los hechos ya dudo que nadie me haya pasado la sarna. El caso es que ni a mí me da gustirrinín el rasca-rasca ni el sábado, sabadete lo acabo con la famosa rima. Creo que estoy por ir al médico pero ya dudo de que sea una cosa que me puedan recetar. Puta vida, una solución quiero….

abril 19, 2010

The widow’s corridor

Filed under: sentimientos, vida — Etiquetas: , , , , , , , , — mytemptation @ 9:56 pm

La primera vez (y única) que viajé a EE.UU. fui a parar a un pequeño pueblo que fue ballenero en tiempos pretéritos. Parte de las casas eran esas típicas de madera rodeadas de amplios jardines y enfrentadas al mar. La curiosidad es que los tejados no eran tales, un largo pasillo hacía las veces de techado: the widow’s corridor. O lo que es lo mismo el pasillo de de las viudas.

Más realidad que ficción las mujeres de los pescadores pasaban (y paseaban) sus días a la espera de sus maridos en la cima de sus casas. Oteando si el horizonte se rompía en forma de barco al final de la temporada de pesca que coincidía con el invierno y el mal tiempo. Los barcos iban arribando al tiempo que las mujeres descendían de sus elevados corredores para bajar al puerto y recibir a sus amados. Ya no desgastarían más su calzado ni la sufrida madera del widow’s corridor hasta la siguiente temporada. El número de mujeres en lo alto se iba reduciendo a medida que el invierno se aproximaba. Sólo un puñado de ellas se quedaban a pasear los fríos días en una espera que se haría eterna, esa vez los suyos no regresarían…

Desde pequeño recorro mi casa cuando estoy nervioso. A solas doy vueltas y vueltas a mi estrecho habitáculo mientras mi cabeza gira más y más tratando de arreglar lo que no podemos llamar sino vida. Mi vida, esa misma que veo gris en días de lluvia. La misma que espera algo grande en forma de ser amado. La misma que me escupe con fuerza a la espera de alguien que ya no regresará…

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